Dice Vicente Verdú que «visitar una feria de arte, introducirse en el mercado del arte es en buena parte, aunque no en parte entera, ingresar en un frenopático donde la locura es tanto más apreciada cuanto más extraña es. La ecuación no es perfecta, pero se aproxima a ella.» Y continua: «¿El arte actual es demencial? No todo. Las vanguardias revolucionarias estaban incuestionablemente locas y el seguimiento de esa herencia ha llegado abundantemente a nuestros días. Mientras en otros mundos de la creación el sentido común ordenó tanto como adormeció los artículos de venta al público, en el arte la exasperación por sorprender halló su inspiración en el desorden, el absurdo, el terrorismo, la astracanada. Mientras en la novela, en el teatro, en el cine se asiste a una sucesión de producciones correctamente inteligibles por todos los públicos, en las artes plásticas, cuanto más incomprensible, mejor.» Y prosigue: «Con ello, el desconcierto del arte actual es inherente al arte de actualidad. De hecho, cada vez abundan más las exposiciones efímeras, puesto que nada de lo que se hace puede aspirar a admirar durando. La duración en el arte nuevo es sinónimo a lo «ya visto». Es decir, el veneno más letal para una actividad que ha basado su negocio en abrir los ojos como platos y despertar (todavía) «cadáveres exquisitos».» Ver artículo completo.
El pobre está desilusionado porque no se entera de nada. Ahí va esto para ver si le ayuda a aclararse: QUE NO ENTIENDAS UNA OBRA NO TIENE PORQUE SER UN PROBLEMA DE LA OBRA, A LO MEJOR ES UN PROBLEMA TUYO!
Y visto lo visto en una exposición de sus pinturas en Elche, estoy más que seguro:
No es la primera vez que Verdú nos cuenta sus problemas con el arte contemporáneo. Ya en otro sitio, nos daba la receta: el artista mudo. Así puede rellenar él lo que falta, como buen ventrílocuo que es.
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