Durante un tiempo, el artista danés de origen chileno, Marco Evaristti, expuso en varios centros de arte internacionales la instalación «Helena». La obra consistía en diez batidoras enchufadas, con un pez dentro de cada una. Los visitantes eran libres de ponerlas en marcha, según indicaba una leyenda junto a la pieza.
En Copenhage, con motivo de su exposición en el Museo de Arte Trapholt, la obra no fue considerada por un tribunal danés como un acto de crueldad contra los animales, después de que un miembro del público accionara una de las batidoras, acabando instantáneamente con la vida del pez. El director del museo, Peter Meyer, fue multado por violar las leyes que protegen a los animales contra actos crueldad, tras la denuncia presentada ante la policía por el grupo Amigos de los Animales.
El caso llegó a los tribunales, donde un juez dictaminó que los peces no fueron tratados con crueldad, ya que su muerte no fue resultado de un proceso lento. Los peces murieron de forma «instantánea» y «humana» dijo el magistrado. Uno de los testigos del caso fue un experto de la compañía de electrodomésticos Moulinex, quien explicó que los animalitos probablemente murieron en cuestión de segundos, una vez que el mecanismo de la licuadora entró en funcionamiento. Un veterinario argumentó también que los peces seguramente murieron sin sufrimiento alguno. Gracias a estos resultados, Meyer se ahorró pagar la multa de casi US$300 impuesta por la policía danesa.
«Es cuestión de principios. Un artista tiene el derecho de crear una obra que desafía el concepto de lo que está bien y de lo que está mal», afirmó ante el tribunal el director del museo. La idea original del artista era «colocar al público frente a un dilema: elegir entre la vida y la muerte», agregó el artista.
soymenos 
O sea, que se puede matar a un pez con una batidora. Y luego dicen que triturar no és sinonimo de matar! Si triturar no és matar que venga el Papa y lo vea